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San Miguel de Tucumán

María Remedios del Valle y las olvidadas de la historia: otra lectura de la Batalla de Tucumán

La Batalla de Tucumán es uno de los hechos fundacionales de la historia argentina, y sin embargo, sigue siendo también una zona de preguntas abiertas. ¿Qué pasó realmente ese 24 de septiembre de 1812? ¿Qué otras historias quedaron fuera del relato tradicional? ¿Por qué aún hoy el acontecimiento sigue interpelando?

La historiadora Cecilia Guerra Orozco, exdirectora del Museo Casa Histórica de la Independencia, invita a pensar este episodio no solo como un hecho cerrado, sino como un espejo que devuelve nuevas imágenes según las preguntas que nos animemos a hacernos. “El hecho es el mismo, lo que cambia es la mirada”, afirma en diálogo con Radio Universidad. Y esa nueva mirada, asegura, ya no se limita a contar la gesta militar o el coraje de los grandes nombres, sino que se atreve a poner en escena a quienes durante mucho tiempo quedaron fuera del relato: mujeres, infancias, esclavizados, pueblos originarios, sectores populares.

Uno de los casos más emblemáticos en esta revisión es el de María Remedios del Valle, una mujer afrodescendiente que peleó junto a Belgrano, fue nombrada capitana por su valentía y terminó olvidada, mendigando en Plaza de Mayo. “Ella luchó desde el comienzo junto a su marido y sus hijos, todos esclavos, por la promesa de libertad. Fue la única que sobrevivió. Recién en el siglo XXI comenzó a ser reconocida. Y aún así, cuando decimos su nombre, decimos ‘María Remedios del Valle’, sin apellido, sin rostro real. Lo que tenemos es una imagen imaginada por artistas”. Ese olvido, explica Guerra Orozco, no es casual, sino parte de una construcción histórica que durante siglos privilegió ciertas voces y silenció otras.

La decisión de Belgrano y el peso del norte

Desde esta perspectiva, la batalla no es solo un acto heroico, sino también una decisión política en un contexto geográfico y económico clave. Belgrano desobedeció la orden de retroceder a Córdoba y apostó todo en Tucumán, convencido de que el norte era el territorio estratégico para la independencia. “El norte era fundamental por lo geográfico, lo económico, lo político. Las minas de Potosí sostenían la economía del virreinato. Tucumán tenía vínculos comerciales más fuertes con el Alto Perú que con el puerto de Buenos Aires”. Pero también fue decisivo el rol del pueblo. “Los tucumanos no querían perderlo todo. Le ofrecieron apoyo, comida, caballos, alojamiento. Belgrano supo leer esa voluntad popular. Por eso el nombre de ‘los decididos de Tucumán’ no es azaroso”, destaca la historiadora. El compromiso social, más allá de lo militar, fue lo que hizo posible la victoria.

En un gesto audaz, el ejército patriota quemó los pastizales del norte para engañar al enemigo. El ejército realista creyó que, como en Jujuy, no encontraría resistencia, y avanzó hacia una trampa. “La batalla se libró en la actual zona de Barrio Sur, algo impensado para una ciudad. Pero fue parte de una estrategia clara: hacerles creer que estaban entrando a un lugar deshabitado, mientras el ejército estaba listo para atacar”, explica Guerra Orozco.

Ese día, además, ocurrió algo más: el robo del convoy realista que traía provisiones, dinero y armas. “Fue un golpe clave. En esa confusión, los realistas se replegaron. Todo fue tan rápido que decían que los tucumanos parecían gatos: entraban, robaban y desaparecían. De ahí, quizás, venga ese apodo que aún nos acompaña”, señala entre sonrisas.

Historia, mito y creencias que nos atraviesan

La batalla se libró el mismo día en que se celebra a la Virgen de la Merced. Para muchos, eso no fue casualidad. Belgrano mismo le entregó su bastón de mando en señal de agradecimiento. “Hay quienes creen en el milagro, en las langostas que aparecieron y cubrieron el campo. Otros lo ven como un mito. Pero la conexión con la Virgen es indiscutible, incluso para personas que no son creyentes. Es parte de nuestra identidad cultural. La iglesia de La Merced, de hecho, es la única del mundo con murales bélicos”.

Esa mezcla de historia y mito, de documento y memoria, hace que la batalla siga viva, no como un acto congelado, sino como una conversación permanente con el presente. “Belgrano no solo fue un militar. Fue un hombre de ideales, de educación, de igualdad, que luchó por los derechos de las mujeres, por la infancia. En un momento como el actual, tan difícil para el país, recordar esos valores es más necesario que nunca”, sostiene Guerra Orozco. Y agrega: “No todo está perdido. Tal vez esos valores estén en nuestro ADN. Solo hay que volver a encontrarlos”.

María Cecilia Guerra Orozco es licenciada en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, Máster en Historia de las Independencias Iberoamericanas por la Universidad Jaume I de España y doctoranda en Ciencias Sociales con orientación en Historia en la misma facultad. Fue Becaria CIUNT, CONICET y de la Fundación Carolina en España. Participó de numerosos cursos y congresos nacionales e internacionales y publicó en revistas y libros especializados en la temática, tanto en Argentina como en México y Colombia. Autora del libro “Historia del Municipio de Lules” de ed. Imago Mundi.

La Batalla de Tucumán es uno de los hechos fundacionales de la historia argentina, y sin embargo, sigue siendo también una zona de preguntas abiertas. ¿Qué pasó realmente ese 24 de septiembre de 1812? ¿Qué otras historias quedaron fuera del relato tradicional? ¿Por qué aún hoy el acontecimiento sigue interpelando?

La historiadora Cecilia Guerra Orozco, exdirectora del Museo Casa Histórica de la Independencia, invita a pensar este episodio no solo como un hecho cerrado, sino como un espejo que devuelve nuevas imágenes según las preguntas que nos animemos a hacernos. “El hecho es el mismo, lo que cambia es la mirada”, afirma en diálogo con Radio Universidad. Y esa nueva mirada, asegura, ya no se limita a contar la gesta militar o el coraje de los grandes nombres, sino que se atreve a poner en escena a quienes durante mucho tiempo quedaron fuera del relato: mujeres, infancias, esclavizados, pueblos originarios, sectores populares.

Uno de los casos más emblemáticos en esta revisión es el de María Remedios del Valle, una mujer afrodescendiente que peleó junto a Belgrano, fue nombrada capitana por su valentía y terminó olvidada, mendigando en Plaza de Mayo. “Ella luchó desde el comienzo junto a su marido y sus hijos, todos esclavos, por la promesa de libertad. Fue la única que sobrevivió. Recién en el siglo XXI comenzó a ser reconocida. Y aún así, cuando decimos su nombre, decimos ‘María Remedios del Valle’, sin apellido, sin rostro real. Lo que tenemos es una imagen imaginada por artistas”. Ese olvido, explica Guerra Orozco, no es casual, sino parte de una construcción histórica que durante siglos privilegió ciertas voces y silenció otras.

La decisión de Belgrano y el peso del norte

Desde esta perspectiva, la batalla no es solo un acto heroico, sino también una decisión política en un contexto geográfico y económico clave. Belgrano desobedeció la orden de retroceder a Córdoba y apostó todo en Tucumán, convencido de que el norte era el territorio estratégico para la independencia. “El norte era fundamental por lo geográfico, lo económico, lo político. Las minas de Potosí sostenían la economía del virreinato. Tucumán tenía vínculos comerciales más fuertes con el Alto Perú que con el puerto de Buenos Aires”. Pero también fue decisivo el rol del pueblo. “Los tucumanos no querían perderlo todo. Le ofrecieron apoyo, comida, caballos, alojamiento. Belgrano supo leer esa voluntad popular. Por eso el nombre de ‘los decididos de Tucumán’ no es azaroso”, destaca la historiadora. El compromiso social, más allá de lo militar, fue lo que hizo posible la victoria.

En un gesto audaz, el ejército patriota quemó los pastizales del norte para engañar al enemigo. El ejército realista creyó que, como en Jujuy, no encontraría resistencia, y avanzó hacia una trampa. “La batalla se libró en la actual zona de Barrio Sur, algo impensado para una ciudad. Pero fue parte de una estrategia clara: hacerles creer que estaban entrando a un lugar deshabitado, mientras el ejército estaba listo para atacar”, explica Guerra Orozco.

Ese día, además, ocurrió algo más: el robo del convoy realista que traía provisiones, dinero y armas. “Fue un golpe clave. En esa confusión, los realistas se replegaron. Todo fue tan rápido que decían que los tucumanos parecían gatos: entraban, robaban y desaparecían. De ahí, quizás, venga ese apodo que aún nos acompaña”, señala entre sonrisas.

Historia, mito y creencias que nos atraviesan

La batalla se libró el mismo día en que se celebra a la Virgen de la Merced. Para muchos, eso no fue casualidad. Belgrano mismo le entregó su bastón de mando en señal de agradecimiento. “Hay quienes creen en el milagro, en las langostas que aparecieron y cubrieron el campo. Otros lo ven como un mito. Pero la conexión con la Virgen es indiscutible, incluso para personas que no son creyentes. Es parte de nuestra identidad cultural. La iglesia de La Merced, de hecho, es la única del mundo con murales bélicos”.

Esa mezcla de historia y mito, de documento y memoria, hace que la batalla siga viva, no como un acto congelado, sino como una conversación permanente con el presente. “Belgrano no solo fue un militar. Fue un hombre de ideales, de educación, de igualdad, que luchó por los derechos de las mujeres, por la infancia. En un momento como el actual, tan difícil para el país, recordar esos valores es más necesario que nunca”, sostiene Guerra Orozco. Y agrega: “No todo está perdido. Tal vez esos valores estén en nuestro ADN. Solo hay que volver a encontrarlos”.

María Cecilia Guerra Orozco es licenciada en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, Máster en Historia de las Independencias Iberoamericanas por la Universidad Jaume I de España y doctoranda en Ciencias Sociales con orientación en Historia en la misma facultad. Fue Becaria CIUNT, CONICET y de la Fundación Carolina en España. Participó de numerosos cursos y congresos nacionales e internacionales y publicó en revistas y libros especializados en la temática, tanto en Argentina como en México y Colombia. Autora del libro “Historia del Municipio de Lules” de ed. Imago Mundi.

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