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San Miguel de Tucumán

Semaglutida 2.4 mg: el tratamiento aprobado que cambia el paradigma de la obesidad

La obesidad es una de las enfermedades crónicas más prevalentes y subestimadas en Argentina. Según datos recientes, 7 de cada 10 argentinos presentan sobrepeso u obesidad, lo que incrementa notablemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hígado graso, hipertensión, apnea del sueño, entre muchas otras. En este contexto, un nuevo fármaco aprobado recientemente en nuestro país podría marcar un antes y un después en el tratamiento de esta enfermedad.

Hablamos de la semaglutida 2.4 mg, una molécula que ha demostrado no solo ser efectiva para la pérdida de peso, sino también para mejorar o prevenir múltiples comorbilidades asociadas a la obesidad. Para profundizar en este avance, dialogamos en Radio Universidad con la Dra. Mónica Katz, médica especialista en nutrición, fundadora del Equipo de Trastornos Alimentarios del Hospital Durand y directora de la Diplomatura en Obesidad de la Universidad Favaloro.

“Estamos viviendo un momento bisagra en el tratamiento de la obesidad. Históricamente, los medicamentos disponibles eran poco eficaces o presentaban muchos riesgos. Hoy, tenemos una droga que permite perder en promedio un 17% del peso inicial, con un 37% de pacientes que llegan a reducir más del 20%”, explica Katz.

Una molécula eficaz, segura y con beneficios adicionales

La semaglutida pertenece a una clase de medicamentos llamados análogos del GLP-1, una hormona natural que regula el apetito y la glucosa. A diferencia de la hormona original, cuya vida media en sangre es de apenas minutos, esta versión modificada dura hasta 180 horas, permitiendo su administración una vez por semana mediante una inyección similar a una lapicera precargada.

Sin embargo, su eficacia no se limita al descenso de peso. Según Katz, el fármaco tiene impactos positivos en múltiples sistemas del cuerpo: disminuye el riesgo de infartos y ACV isquémicos, estabiliza placas ateroscleróticas, mejora la insuficiencia cardíaca y las arritmias. También reduce la presión arterial y la necesidad de antihipertensivos, previene la progresión de la diabetes tipo 2 y reduce la inflamación sistémica, incluso en el cerebro, ayudando a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. “Los cardiólogos están fascinados con este medicamento. No solo ayuda a perder peso, sino que mejora muchos indicadores de salud cardiovascular. Es un beneficio integral para el paciente con obesidad”, destaca la especialista.

¿A quiénes está destinada la semaglutida?

Este tratamiento no es una solución estética, aclara Katz. No está pensado para “la bikini del verano” ni debe ser utilizado sin prescripción médica. Está indicado para personas con obesidad o con sobrepeso acompañado de enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión, apnea del sueño, entre otras. “Es fundamental que quien crea que puede estar en esta situación, consulte a su médico de confianza. No tiene que ser un especialista en obesidad: el clínico, el ginecólogo o cualquier médico puede orientar. La clave es que haya un diagnóstico claro”, subraya.

La medicación está aprobada para mayores de 12 años y se encuentra disponible en toda la Argentina desde hace aproximadamente dos semanas. Si bien aún no se ha establecido con certeza su precio final, se estima que se ubicará en niveles similares a otros tratamientos del mismo laboratorio, como la liraglutida.

Además, cada vez más obras sociales están comenzando a cubrirla, entendiendo que el tratamiento de la obesidad no es un lujo, sino una necesidad sanitaria urgente.

Un llamado a abordar la obesidad como lo que es: una enfermedad

La Dra. Katz remarca que aún falta conciencia, incluso dentro del ámbito médico, sobre la gravedad de la obesidad y la necesidad de tratarla como una patología crónica. “Necesitamos formar más profesionales en obesidad, pero también entender que esta enfermedad es responsabilidad de todos: del clínico, del ginecólogo, del cardiólogo, del psicólogo, del nutricionista. No alcanza con unos pocos especialistas”, afirma.

El tratamiento con semaglutida no reemplaza los cambios de hábitos, pero puede ser un gran aliado para lograrlo. La reducción del apetito, el control de la ansiedad alimentaria y la sensación temprana de saciedad son elementos clave que ayudan a sostener a largo plazo un nuevo estilo de vida.

“Esto no es magia. Es un tratamiento médico, con aval científico sólido, que debe ir acompañado por educación alimentaria, movimiento diario y un abordaje emocional. Pero puede cambiarle la vida a millones de personas que hoy viven atrapadas por la obesidad”, concluye Katz.

La obesidad es una de las enfermedades crónicas más prevalentes y subestimadas en Argentina. Según datos recientes, 7 de cada 10 argentinos presentan sobrepeso u obesidad, lo que incrementa notablemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hígado graso, hipertensión, apnea del sueño, entre muchas otras. En este contexto, un nuevo fármaco aprobado recientemente en nuestro país podría marcar un antes y un después en el tratamiento de esta enfermedad.

Hablamos de la semaglutida 2.4 mg, una molécula que ha demostrado no solo ser efectiva para la pérdida de peso, sino también para mejorar o prevenir múltiples comorbilidades asociadas a la obesidad. Para profundizar en este avance, dialogamos en Radio Universidad con la Dra. Mónica Katz, médica especialista en nutrición, fundadora del Equipo de Trastornos Alimentarios del Hospital Durand y directora de la Diplomatura en Obesidad de la Universidad Favaloro.

“Estamos viviendo un momento bisagra en el tratamiento de la obesidad. Históricamente, los medicamentos disponibles eran poco eficaces o presentaban muchos riesgos. Hoy, tenemos una droga que permite perder en promedio un 17% del peso inicial, con un 37% de pacientes que llegan a reducir más del 20%”, explica Katz.

Una molécula eficaz, segura y con beneficios adicionales

La semaglutida pertenece a una clase de medicamentos llamados análogos del GLP-1, una hormona natural que regula el apetito y la glucosa. A diferencia de la hormona original, cuya vida media en sangre es de apenas minutos, esta versión modificada dura hasta 180 horas, permitiendo su administración una vez por semana mediante una inyección similar a una lapicera precargada.

Sin embargo, su eficacia no se limita al descenso de peso. Según Katz, el fármaco tiene impactos positivos en múltiples sistemas del cuerpo: disminuye el riesgo de infartos y ACV isquémicos, estabiliza placas ateroscleróticas, mejora la insuficiencia cardíaca y las arritmias. También reduce la presión arterial y la necesidad de antihipertensivos, previene la progresión de la diabetes tipo 2 y reduce la inflamación sistémica, incluso en el cerebro, ayudando a prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. “Los cardiólogos están fascinados con este medicamento. No solo ayuda a perder peso, sino que mejora muchos indicadores de salud cardiovascular. Es un beneficio integral para el paciente con obesidad”, destaca la especialista.

¿A quiénes está destinada la semaglutida?

Este tratamiento no es una solución estética, aclara Katz. No está pensado para “la bikini del verano” ni debe ser utilizado sin prescripción médica. Está indicado para personas con obesidad o con sobrepeso acompañado de enfermedades asociadas como diabetes, hipertensión, apnea del sueño, entre otras. “Es fundamental que quien crea que puede estar en esta situación, consulte a su médico de confianza. No tiene que ser un especialista en obesidad: el clínico, el ginecólogo o cualquier médico puede orientar. La clave es que haya un diagnóstico claro”, subraya.

La medicación está aprobada para mayores de 12 años y se encuentra disponible en toda la Argentina desde hace aproximadamente dos semanas. Si bien aún no se ha establecido con certeza su precio final, se estima que se ubicará en niveles similares a otros tratamientos del mismo laboratorio, como la liraglutida.

Además, cada vez más obras sociales están comenzando a cubrirla, entendiendo que el tratamiento de la obesidad no es un lujo, sino una necesidad sanitaria urgente.

Un llamado a abordar la obesidad como lo que es: una enfermedad

La Dra. Katz remarca que aún falta conciencia, incluso dentro del ámbito médico, sobre la gravedad de la obesidad y la necesidad de tratarla como una patología crónica. “Necesitamos formar más profesionales en obesidad, pero también entender que esta enfermedad es responsabilidad de todos: del clínico, del ginecólogo, del cardiólogo, del psicólogo, del nutricionista. No alcanza con unos pocos especialistas”, afirma.

El tratamiento con semaglutida no reemplaza los cambios de hábitos, pero puede ser un gran aliado para lograrlo. La reducción del apetito, el control de la ansiedad alimentaria y la sensación temprana de saciedad son elementos clave que ayudan a sostener a largo plazo un nuevo estilo de vida.

“Esto no es magia. Es un tratamiento médico, con aval científico sólido, que debe ir acompañado por educación alimentaria, movimiento diario y un abordaje emocional. Pero puede cambiarle la vida a millones de personas que hoy viven atrapadas por la obesidad”, concluye Katz.

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