Egresado de la Universidad Nacional de Tucumán, cirujano del Hospital Avellaneda y docente universitario, Brahin será el primer profesional del interior del país en recibir este prestigioso galardón.
El próximo 1 de octubre, en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, se vivirá un momento histórico para la medicina del interior del país. El Dr. Federico Brahin, reconocido cirujano tucumano, será distinguido con el Premio “Maestro de la Medicina”, otorgado por la Prensa Médica Argentina, convirtiéndose en el primer profesional fuera de la capital en recibir este galardón.
Brahin es egresado de la UNT, profesor titular de cirugía y jefe del Servicio de Cirugía General del Hospital de Clínicas Nicolás Avellaneda. Con más de tres décadas dedicadas a la formación de médicos y al desarrollo de la salud pública, su nombre es sinónimo de compromiso y trabajo en equipo.
Una trayectoria que deja huella
“Se siente un orgullo enorme”, dijo en diálogo con Radio Universidad. “Este premio no es solo para mí. Es para todas las instituciones donde me desempeño, para mis colegas y para el equipo que trabaja incansablemente para mejorar la atención de nuestros pacientes”. Con 57 años y una trayectoria sólida tanto en la medicina académica como en la asistencial, el tucumano sigue sumando logros sin perder la humildad.
Uno de los hitos más destacados de su carrera fue la implementación, en 2010, de la cirugía mayor ambulatoria en el Hospital Avellaneda. Una modalidad que permite que los pacientes sean operados sin necesidad de quedar internados. “En nuestro hospital hicimos la experiencia inicial y esta forma de trabajo se fue replicando en otras provincias y en países de Latinoamérica. Es una forma de dar una respuesta más eficiente y más humana a quienes necesitan operarse”, explicó.
Pero su aporte a la medicina no se detiene ahí. En 2021 fue relator oficial del Congreso Argentino de Cirugía, con un trabajo sobre pancreatitis aguda biliar, una patología de alta complejidad que ha sido históricamente asociada con altos índices de mortalidad. “Lo que ha mejorado mucho es el manejo inicial del paciente. Hoy sabemos cómo actuar desde el primer momento, cuándo operar si es necesario, y sobre todo cómo minimizar las intervenciones para evitar complicaciones. El uso de técnicas percutáneas, endoscópicas o laparoscópicas ha reducido la necesidad de cirugías abiertas y ha salvado muchas vidas”, detalló.
Brahin combina sus responsabilidades hospitalarias con la docencia universitaria, formando a nuevas generaciones de médicos. En los últimos años, impulsó la realización de cirugías vespertinas, como parte de una estrategia para optimizar los tiempos quirúrgicos y ampliar la capacidad de atención del sistema público. Su visión de la medicina es integral y sostenida: mejorar la calidad de atención sin descuidar la seguridad del paciente y sin dejar de lado la humanidad en el vínculo médico-paciente.
Más allá de los títulos y reconocimientos, lo que más lo emociona es poder compartir esta distinción con su familia. “Tengo la gran alegría de que mis padres están bien, y van a poder viajar conmigo. Es una caricia al alma”, confiesa, conmovido. Junto a su esposa y sus hijos, estarán presentes en la ceremonia que reunirá a destacadas figuras del ámbito médico y científico del país.
Un reconocimiento con historia
Instituido en 1977, el Premio “Maestro de la Medicina” se entrega cada año a tres personalidades de la medicina argentina que se hayan destacado por su trayectoria ética, docente y asistencial. No es un premio a un descubrimiento puntual, sino a una vida entera de trabajo comprometido.
Federico Brahin representa esa idea con claridad. Su carrera, tejida entre aulas, quirófanos y pasillos de hospital, es también un testimonio del valor de la medicina pública, de la educación gratuita y del esfuerzo sostenido. “La medicina es eso: nunca se termina de aprender. Seguimos trabajando, operando, enseñando, investigando. Porque para eso estamos”.
Con esta distinción, el Dr. Brahin inscribe a Tucumán en una historia que, hasta ahora, solo había tenido protagonistas porteños. Es, sin dudas, un reconocimiento que trasciende lo individual: pone en valor a toda una región y a una manera de ejercer la medicina con compromiso, ciencia y humanidad.