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San Miguel de Tucumán

Bebidas probióticas y funcionales: el futuro de la nutrición saludable

En diálogo con Radio Universidad, Facundo Escobar, licenciado en Ciencias Naturales y becario doctoral del CONICET, explicó el trabajo de investigación en el que desarrollaron una bebida multifrutal enriquecida con microcápsulas de aceite de chía. Esta creación no solo propone una opción probiótica, sino que abre nuevas puertas hacia un consumo más saludable y accesible.

Una bebida para todos: saludable, vegana y funcional

A lo largo de la entrevista, Escobar explicó que el principal objetivo de su investigación es crear una bebida funcional que combine las propiedades de los probióticos, los ácidos grasos esenciales, como el Omega-3, y los beneficios antioxidantes. Su enfoque es claro: ofrecer una alternativa nutricional para todo tipo de consumidores, incluidos aquellos con intolerancia a la lactosa o con dietas veganas. “El consumo de probióticos se asocia tradicionalmente a productos lácteos como yogures y leches fermentadas. Nuestra propuesta, en cambio, se centra en una matriz de jugos frutales, lo que abre la puerta a un público mucho más amplio”, explicó.

Facundo, en su segundo año de tesis doctoral, se adentra en un campo pionero: la formulación de bebidas a partir de jugos frutales fermentados con bacterias lácticas. La combinación de ingredientes naturales y saludables, como la mora, el arándano y la granada, no solo está dirigida a la salud digestiva, sino que también busca mejorar el bienestar general, gracias a las propiedades del Omega-3, que suele asociarse con el pescado o la palta.

La ciencia detrás de la innovación

El proceso de investigación de Escobar y su equipo en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) ha sido extenso y desafiante. Uno de los mayores obstáculos fue encontrar una manera de incorporar el aceite de chía en una bebida probiótica, ya que este aceite se oxida fácilmente, perdiendo sus propiedades. Para resolverlo, utilizaron una técnica de microencapsulación, un proceso físico-químico que envuelve el aceite en un polímero que lo protege del oxígeno, evitando su deterioro.

La fórmula aún está en fase de pruebas, y Escobar destacó que este tipo de investigaciones lleva tiempo y exige un proceso de ensayo y error, lo que dificulta establecer plazos concretos. “El desafío no es solo crear la bebida, sino también asegurarnos de que los probióticos sobrevivan en la bebida durante un largo período de tiempo. Es un trabajo que requiere mucha paciencia y dedicación”, comentó el joven investigador.

El camino hacia la innovación: desde la idea hasta la realidad

La motivación que dio origen a este proyecto fue la falta de alternativas de bebidas saludables con probióticos en el mercado local. Según Escobar, en países del primer mundo es común encontrar una amplia variedad de bebidas probióticas, algo que en Argentina aún está poco desarrollado. “Este proyecto surgió de una necesidad que vimos en el mercado: hay un creciente interés por consumir bebidas saludables, pero todavía hay pocos productos disponibles que ofrezcan esta combinación de beneficios, sobre todo en el ámbito de las bebidas frutales probióticas”, explicó.

Facundo destacó la importancia del acompañamiento en su investigación, especialmente el apoyo de su directora, Carina Van Nieuwenhove, y el equipo de trabajo. “Desde el principio, tuvimos claro que se trataba de una investigación a largo plazo. La ciencia es así: no tiene fin y se abren nuevas preguntas a medida que avanzamos”, señaló.

El futuro de la ciencia en Tucumán

Escobar también destacó el valor de poder llevar a cabo su investigación en un contexto universitario como el de la UNT, donde, a pesar de las dificultades económicas y los pocos recursos con los que cuentan, jóvenes científicos continúan desarrollando trabajos de gran impacto. En este sentido, las jornadas de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo (AUGM), que se celebrará entre el 5 y 7 de noviembre, será una oportunidad única para que los científicos de la región presenten sus avances y logros.

“Es fundamental que la población valore la importancia de la ciencia, especialmente en tiempos difíciles. Las investigaciones, como la nuestra, podrían tener un gran impacto en la salud y la calidad de vida de las personas. Sin ciencia no hay futuro, y es clave fomentar el interés y las inversiones en estos campos”, concluyó Escobar.

Invitación a la comunidad científica y al público general

Finalmente, Escobar invitó a la comunidad a participar en las jornadas internacionales de jóvenes investigadores, donde compartirán los resultados de sus investigaciones. Las jornadas también serán una plataforma para que los científicos tucumanos puedan dar a conocer su trabajo y fomentar el diálogo con el público. Los interesados pueden obtener más información sobre este evento en las páginas de Instagram de la AUGM y en los medios de la UNT.

En diálogo con Radio Universidad, Facundo Escobar, licenciado en Ciencias Naturales y becario doctoral del CONICET, explicó el trabajo de investigación en el que desarrollaron una bebida multifrutal enriquecida con microcápsulas de aceite de chía. Esta creación no solo propone una opción probiótica, sino que abre nuevas puertas hacia un consumo más saludable y accesible.

Una bebida para todos: saludable, vegana y funcional

A lo largo de la entrevista, Escobar explicó que el principal objetivo de su investigación es crear una bebida funcional que combine las propiedades de los probióticos, los ácidos grasos esenciales, como el Omega-3, y los beneficios antioxidantes. Su enfoque es claro: ofrecer una alternativa nutricional para todo tipo de consumidores, incluidos aquellos con intolerancia a la lactosa o con dietas veganas. “El consumo de probióticos se asocia tradicionalmente a productos lácteos como yogures y leches fermentadas. Nuestra propuesta, en cambio, se centra en una matriz de jugos frutales, lo que abre la puerta a un público mucho más amplio”, explicó.

Facundo, en su segundo año de tesis doctoral, se adentra en un campo pionero: la formulación de bebidas a partir de jugos frutales fermentados con bacterias lácticas. La combinación de ingredientes naturales y saludables, como la mora, el arándano y la granada, no solo está dirigida a la salud digestiva, sino que también busca mejorar el bienestar general, gracias a las propiedades del Omega-3, que suele asociarse con el pescado o la palta.

La ciencia detrás de la innovación

El proceso de investigación de Escobar y su equipo en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) ha sido extenso y desafiante. Uno de los mayores obstáculos fue encontrar una manera de incorporar el aceite de chía en una bebida probiótica, ya que este aceite se oxida fácilmente, perdiendo sus propiedades. Para resolverlo, utilizaron una técnica de microencapsulación, un proceso físico-químico que envuelve el aceite en un polímero que lo protege del oxígeno, evitando su deterioro.

La fórmula aún está en fase de pruebas, y Escobar destacó que este tipo de investigaciones lleva tiempo y exige un proceso de ensayo y error, lo que dificulta establecer plazos concretos. “El desafío no es solo crear la bebida, sino también asegurarnos de que los probióticos sobrevivan en la bebida durante un largo período de tiempo. Es un trabajo que requiere mucha paciencia y dedicación”, comentó el joven investigador.

El camino hacia la innovación: desde la idea hasta la realidad

La motivación que dio origen a este proyecto fue la falta de alternativas de bebidas saludables con probióticos en el mercado local. Según Escobar, en países del primer mundo es común encontrar una amplia variedad de bebidas probióticas, algo que en Argentina aún está poco desarrollado. “Este proyecto surgió de una necesidad que vimos en el mercado: hay un creciente interés por consumir bebidas saludables, pero todavía hay pocos productos disponibles que ofrezcan esta combinación de beneficios, sobre todo en el ámbito de las bebidas frutales probióticas”, explicó.

Facundo destacó la importancia del acompañamiento en su investigación, especialmente el apoyo de su directora, Carina Van Nieuwenhove, y el equipo de trabajo. “Desde el principio, tuvimos claro que se trataba de una investigación a largo plazo. La ciencia es así: no tiene fin y se abren nuevas preguntas a medida que avanzamos”, señaló.

El futuro de la ciencia en Tucumán

Escobar también destacó el valor de poder llevar a cabo su investigación en un contexto universitario como el de la UNT, donde, a pesar de las dificultades económicas y los pocos recursos con los que cuentan, jóvenes científicos continúan desarrollando trabajos de gran impacto. En este sentido, las jornadas de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo (AUGM), que se celebrará entre el 5 y 7 de noviembre, será una oportunidad única para que los científicos de la región presenten sus avances y logros.

“Es fundamental que la población valore la importancia de la ciencia, especialmente en tiempos difíciles. Las investigaciones, como la nuestra, podrían tener un gran impacto en la salud y la calidad de vida de las personas. Sin ciencia no hay futuro, y es clave fomentar el interés y las inversiones en estos campos”, concluyó Escobar.

Invitación a la comunidad científica y al público general

Finalmente, Escobar invitó a la comunidad a participar en las jornadas internacionales de jóvenes investigadores, donde compartirán los resultados de sus investigaciones. Las jornadas también serán una plataforma para que los científicos tucumanos puedan dar a conocer su trabajo y fomentar el diálogo con el público. Los interesados pueden obtener más información sobre este evento en las páginas de Instagram de la AUGM y en los medios de la UNT.

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