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San Miguel de Tucumán

Agua para unos, escasez para otros: la investigación científica que demuestra las desigualdades en Tucumán

Investigadora de la UNT expuso las desigualdades en el acceso al agua potable en el Gran San Miguel de Tucumán. Mientras el oeste goza de redes expandidas y calidad de vida, el este sufre cortes, contaminación y falta de infraestructura. Un llamado a políticas públicas que garanticen acceso al líquido vital

La arquitecta y docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, Melisa Jabif, presentó los resultados de una investigación que expone las profundas desigualdades en el acceso al agua potable en el Sistema Metropolitano de Tucumán. El estudio, que formó parte de su tesis doctoral titulada “La gestión provincial del agua y el desigual acceso al servicio en el Sistema Metropolitano de Tucumán (2007-2023)”, dirigida por la Dra. Arq. Marcela Cecilia Medina, analiza las múltiples dimensiones de esta problemática, desde la gestión política hasta las condiciones socioespaciales de los usuarios.

Jabif abordó la investigación desde una perspectiva multiescalar, analizando la gestión del agua a nivel nacional, interjurisdiccional (en la Cuenca Salí-Dulce), provincial y metropolitano. En la escala nacional, identificó una fragmentación en la gestión del recurso hídrico, mientras que en la Cuenca Salí-Dulce, donde Tucumán ocupa un rol central al aportar el 80% del caudal, detectó conflictos interprovinciales por contaminación y descoordinación en la gestión, muchos de los cuales han escalado a los tribunales federales.

A nivel metropolitano, la investigación evidenció una clara desigualdad entre el este y el oeste del Gran San Miguel de Tucumán. Mientras que el oeste, vinculado a la cadena montañosa, presenta una alta calidad de vida y una expansión significativa de las redes de agua, el este, asociado al río Salí y con una fuerte presencia de industrias y asentamientos informales, sufre un acceso deficiente al servicio. “El agua fluye en dirección al poder”, afirmó Jabif, destacando que las redes se expandieron más hacia el oeste, donde se concentran barrios privados y grandes equipamientos, mientras que el este continúa con infraestructuras precarias y reclamos históricos por cortes de suministro y baja calidad del agua.

Para reforzar estas conclusiones, Jabif realizó una encuesta virtual a usuarios del sistema metropolitano, que reveló que la mayoría de los encuestados no consume el agua de la red debido a su mal sabor, olor y color. “La usan para lavado, higiene y cocina, pero no para consumo directo. Para beber, recurren al agua embotellada”, explicó. Este dato subjetivo, pero contundente, refuerza la necesidad de políticas públicas que prioricen la calidad del servicio, según la investigadora.

Además, la investigadora realizó un trabajo de campo en el barrio Presidente Perón, en Banda del Río Salí, donde observó condiciones críticas de acceso al agua. Los vecinos dependen de mangueras negras a la intemperie, que no siempre proveen agua y, cuando lo hacen, esta suele estar contaminada con arena o presentar mal olor. “Este barrio, como muchos otros en el este, corrobora las desigualdades que las estadísticas ya indicaban”, señaló Jabif.

La investigación también cuestiona el rol del Estado y de los organismos reguladores. Aunque la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), empresa concesionaria del servicio, es mayoritariamente estatal, su control recae en el Ente Regulador de Servicios Públicos de Tucumán (ERSEPT), también estatal. “Hay una falta de control efectivo sobre la prestación del servicio, y los reclamos de los usuarios muchas veces quedan sin respuestas concretas”, afirmó la investigadora.

Jabif inició esta investigación en 2018, tras obtener una beca doctoral del CONICET, y eligió el período 2007-2023 por su relevancia en la gestión del agua. En 2007, se firmó el acta acuerdo para la creación del Comité Interjurisdiccional de la Cuenca Salí-Dulce, un hito en la gestión integrada del recurso hídrico del NOA. Sin embargo, a pesar de los avances normativos, la investigación demuestra que las desigualdades persisten.

“Son necesarias las opiniones de los usuarios para generar políticas públicas de calidad”, concluyó Jabif, destacando la importancia de escuchar a los usuarios y generar políticas que garanticen un acceso equitativo y de calidad al agua potable. Su trabajo no solo aporta evidencia científica, sino que también invita a repensar la gestión del agua desde una perspectiva integral y con enfoque de derechos.

Fotografías captadas por la investigadora en el barrio Presidente Perón (Banda de Río Salí) donde se evidencia emanaciones de gases en las inmediaciones a la ribera (foto 1) y conexiones clandestinas de agua potable en una precaria vivienda (fotografía dos)

Investigadora de la UNT expuso las desigualdades en el acceso al agua potable en el Gran San Miguel de Tucumán. Mientras el oeste goza de redes expandidas y calidad de vida, el este sufre cortes, contaminación y falta de infraestructura. Un llamado a políticas públicas que garanticen acceso al líquido vital

La arquitecta y docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, Melisa Jabif, presentó los resultados de una investigación que expone las profundas desigualdades en el acceso al agua potable en el Sistema Metropolitano de Tucumán. El estudio, que formó parte de su tesis doctoral titulada “La gestión provincial del agua y el desigual acceso al servicio en el Sistema Metropolitano de Tucumán (2007-2023)”, dirigida por la Dra. Arq. Marcela Cecilia Medina, analiza las múltiples dimensiones de esta problemática, desde la gestión política hasta las condiciones socioespaciales de los usuarios.

Jabif abordó la investigación desde una perspectiva multiescalar, analizando la gestión del agua a nivel nacional, interjurisdiccional (en la Cuenca Salí-Dulce), provincial y metropolitano. En la escala nacional, identificó una fragmentación en la gestión del recurso hídrico, mientras que en la Cuenca Salí-Dulce, donde Tucumán ocupa un rol central al aportar el 80% del caudal, detectó conflictos interprovinciales por contaminación y descoordinación en la gestión, muchos de los cuales han escalado a los tribunales federales.

A nivel metropolitano, la investigación evidenció una clara desigualdad entre el este y el oeste del Gran San Miguel de Tucumán. Mientras que el oeste, vinculado a la cadena montañosa, presenta una alta calidad de vida y una expansión significativa de las redes de agua, el este, asociado al río Salí y con una fuerte presencia de industrias y asentamientos informales, sufre un acceso deficiente al servicio. “El agua fluye en dirección al poder”, afirmó Jabif, destacando que las redes se expandieron más hacia el oeste, donde se concentran barrios privados y grandes equipamientos, mientras que el este continúa con infraestructuras precarias y reclamos históricos por cortes de suministro y baja calidad del agua.

Para reforzar estas conclusiones, Jabif realizó una encuesta virtual a usuarios del sistema metropolitano, que reveló que la mayoría de los encuestados no consume el agua de la red debido a su mal sabor, olor y color. “La usan para lavado, higiene y cocina, pero no para consumo directo. Para beber, recurren al agua embotellada”, explicó. Este dato subjetivo, pero contundente, refuerza la necesidad de políticas públicas que prioricen la calidad del servicio, según la investigadora.

Además, la investigadora realizó un trabajo de campo en el barrio Presidente Perón, en Banda del Río Salí, donde observó condiciones críticas de acceso al agua. Los vecinos dependen de mangueras negras a la intemperie, que no siempre proveen agua y, cuando lo hacen, esta suele estar contaminada con arena o presentar mal olor. “Este barrio, como muchos otros en el este, corrobora las desigualdades que las estadísticas ya indicaban”, señaló Jabif.

La investigación también cuestiona el rol del Estado y de los organismos reguladores. Aunque la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), empresa concesionaria del servicio, es mayoritariamente estatal, su control recae en el Ente Regulador de Servicios Públicos de Tucumán (ERSEPT), también estatal. “Hay una falta de control efectivo sobre la prestación del servicio, y los reclamos de los usuarios muchas veces quedan sin respuestas concretas”, afirmó la investigadora.

Jabif inició esta investigación en 2018, tras obtener una beca doctoral del CONICET, y eligió el período 2007-2023 por su relevancia en la gestión del agua. En 2007, se firmó el acta acuerdo para la creación del Comité Interjurisdiccional de la Cuenca Salí-Dulce, un hito en la gestión integrada del recurso hídrico del NOA. Sin embargo, a pesar de los avances normativos, la investigación demuestra que las desigualdades persisten.

“Son necesarias las opiniones de los usuarios para generar políticas públicas de calidad”, concluyó Jabif, destacando la importancia de escuchar a los usuarios y generar políticas que garanticen un acceso equitativo y de calidad al agua potable. Su trabajo no solo aporta evidencia científica, sino que también invita a repensar la gestión del agua desde una perspectiva integral y con enfoque de derechos.

Fotografías captadas por la investigadora en el barrio Presidente Perón (Banda de Río Salí) donde se evidencia emanaciones de gases en las inmediaciones a la ribera (foto 1) y conexiones clandestinas de agua potable en una precaria vivienda (fotografía dos)

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